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viernes, 18 de marzo de 2016

Entre Lo Enigmático y Lo Mágico


Redactado Por: Diana Karen Pérez Hurtado
La pureza en sus raíces, espiritualidad y arte, son algunas de las características de los huicholes; su vida es entregada a los mundos místicos del arte y la religión.
Son Originarios de las montañas de la Sierra Madre Occidental ubicada entre Nayarit, Zacatecas y Jalisco.
Cuando El Huichol Pierde El Kupuri
Entre cantos, la música de violín y el trance del peyote están listos para narrar la historia de la creación del mundo y el universo, pero también para detener el viento, para llamar a la lluvia, al sol o simplemente para ejecutar rituales de hechicería.
Su principal centro de ceremonias se encuentra en el estado de San Luis Potosí en el lugar conocido como Monte Quemado (Wirikuta).
El ritual más puro ocurre en los llamados mitotes, ceremonias religiosas en las que ejecutan danzas y movimientos mágicos para activar la energía vital y para agitar la vida (kupuri).
Si un huichol ha perdido el kupuri (una parte del alma y la vida huichol que se localiza en la parte superior de la cabeza) el mara’akame (chaman) debe ir en su búsqueda para colocarlo de nuevo en su lugar, pero si este ha sido robado por un brujo el mara’akame debe enfrentarse a él para recuperarlo.
La religión influye totalmente en la vida de los huicholes y está presente en todos sus actos, es un compromiso fundamental de su existencia, parte esencial de su espíritu.

Divinidades Espirituales
 Tienen 4 deidades principales, que son:
Maíz: Es el alimento sagrado
Águila: Es el guía principal de los chamanes (mara’akame)
Venado Azul: representa el peyote (hikuri)
Peyote: Es el alimento del alma
Todas ellas son descendientes del sol que es conocido como el abuelo fuego (tatevori).
La Sabiduría De Los Kawiteros
Los huicholes se rigen por una casta de chamanes, guerreros y hechiceros misteriosos que libran épicas batallas del plano sobrenatural, con el fin de resolver problemas y asuntos mundanos o divinos. Esta casta prepara a nuevos chamanes para mantener vivo el linaje y el conocimiento.
Las grandes autoridades son los kawiteros (ancianos) quienes han cumplido con sus obligaciones civiles y religiosas con la comunidad, aparte del hecho de que cuentan con el conocimiento de las tradiciones del grupo, es por eso que son los miembros más respetados y venerados de la comunidad.
El kawitero es responsable de elegir a los miembros del gobierno tradicional, que se renueva cada año en una ceremonia donde se intercambian varas de madera “varas de poder”. Esta ceremonia se realiza en enero de cada año.

Artesanías, Creación y Devoción
Las artesanías de los huicholes que no están orientadas a fines comerciales son creadas para narrar las diversas vivencias religiosas de los huicholes en cada uno de sus autores, convirtiéndose en fantásticas piezas de hermosos colores y figuras inimaginables que pueden ser concebidas solo en la mente del artista.
Tejidos: Están basados en las alucinaciones producidas por el peyote.
Joyería: Es un elemento importante en la indumentaria de los huicholes hechos con chaquiras de colores.
Ojo de dios: Son un símbolos de poder y protección; sirven para ver y entender lo desconocido.
Conclusión
La espiritualidad y fuerza huichol se ha mantenido desde siglos pasados resistiendo a cada obstáculo que el tiempo y la vida pone en su camino.
Son de las pocas culturas que se han mantenido en México después de la conquista española y de una serie de problemas que los huicholes soportan para no dejar a un lado sus raíces.
Uno de los más importantes y sobresalientes ha sido un proyecto minero  por parte del Gobierno Federal que otorgo 6,326 hectáreas de Monte Quemado (Wirikuta) ubicado en Real de Catorce, San Luis Potosí  a una empresa canadiense en 2010.
Olvidándose de que Wirikuta es un templo máximo para los huicholes, realizan peregrinaciones de más de 48 km para la recolecta del peyote, que es el alimento del alma huichol y con su consumo poder comunicarse con sus dioses.
Por otra Parte, el pueblo huichol esta en resistencia para no perder Wirikuta, que es un lugar sagrado, llegando hasta Palacio Nacional en la Ciudad de México  manifestándose y entregando una carta dirigida a Felipe Calderón exigiéndole se frene el proyecto minero.
Otro problema al que los huicholes se enfrentan es a la extinción del peyote (hikuri).  Cabe resaltar que esta planta cactácea tarda aproximadamente entre 6 y 10 años en madurar, su principal sustancia es la mezcalina que es uno de los elementos responsables de diversas prácticas como la meditación y la psicoterapia psicodélica. Uno de los  factores responsables de la extinción es la comercialización y distribución de esta planta sagrada; desafortunadamente es más fuerte la cultura del consumo que la del cultivo.
Actualmente se le ha definido como una droga, dejando a un lado que para los huicholes es el alimento del alma y  que es una de las divinidades más importantes para ellos.
Los huicholes se han mantenido firmes a pesar de que la sociedad moderna quiere alcanzarlos y desaparecerlos ignorando que es una de las etnias más representativas.

Recordemos que el pueblo que olvida sus raíces no tiene por venir,  pues no puede construir una sociedad sin esos cimientos. El tesoro más valioso que tenemos es la cultura pues nos ha servido para ser lo que ahora somos porque sin ella simplemente no existiríamos. 





Wirikuta Tutu Teweyari



Huicholes, magia y misterio en la sierra.

Redactado por: Robles Reyes Michel.
Hemos escuchado muchas historias, crónicas y relatos sobre la creación del universo, pero ninguna tan misteriosa como la leyenda ancestral de los Huicholes.

Cuenta la leyenda que no había luz en la tierra y que los ancianos le rogaron a la luna que les enviara a su hijo, el cual fue sacrificado, vestido con ropas ceremoniales, sandalias y bolsas para tabaco; armado con arco y flechas, arrojaron al muchacho dentro de una hoguera ardiente, sin embargo el joven resucito y de allí apareció el sol. Los únicos disgustados por esto fueron los animales nocturnos (el jaguar, los leones monteses, los zorros y las serpientes), quienes se ocultaron en cavernas y charcos. Pero en esta leyenda también hay héroes que son la ardilla y el pitorreal  quienes defendieron al sol con sus vidas,  colocaron tesgüino en el ocaso, para guiar al sol, gracias a eso los Huicholes nombraron padre a la ardilla (incluso hasta nuestros días los Huicholes le hacen ofrendas).

Principalmente dividen sus creencias en tres universos:
El de la mitología, donde nos hablan  de la historia de la vida y del mundo Huichol que se encuentra centrada, en gran medida, en los mitos que relatan los procesos de creación de lo que más valoramos: la vida, el sol, el fuego o la labranza. De acuerdo con su mitología, estos procesos de creación no fueron inventados por los hombres: a lo largo de los siglos, los dioses han contado historias, con lujo de detalles, a los mara'akame, y los mara'akame se han encargado de explicarlas a las comunidades y de realizar representaciones, escenificaciones y rituales que reviven lo que los dioses les cuentan, para que la tradición se mantenga viva en la mente, el corazón, las danzas, los rezos y las palabras de este pueblo. Los mara’akame (conocidos también como chamanes, curanderos o cantadores), a través de sus sueños, sus danzas, su música y sus cantos traspasan las barreras entre el mundo terrenal y el mundo divino, penetran en el mundo de los dioses y establecen vínculos entre lo profano y lo sagrado.

EL del maíz, donde se desenvuelve su vida cotidiana, sus tradiciones, actividades diarias como la agricultura, arte e historia.

El del misticismo; este revela el mundo huichol y el arte de sus rituales, el hikuri (peyote) les manifiesta su espiritualidad que los distingue y les da identidad como comunidad Huichol.
Si bien, el arte de esta fascinante etnia lleva muchos connotativos y remonta a un origen sumamente espiritual, aparte de poseer una belleza enigmática  y nos conduce por caminos míticos donde para el huichol el mundo posee una dimensión sagrada, haciendo de este arte un nexo entre el mundo de los dioses y lo profano.

COSMOGONÍA DE LA MUERTE EN LOS HUICHOLES
La concepción que tienen los huicholes de la muerte es hasta cierto punto semejante a la de otros grupos mesoamericanos incluyendo a los antiguos aztecas. Cuando alguien muere, su alma realiza un viaje difícil y lleno de pruebas. La familia sigue el devenir de este a través del relato del mara'akame, que se mantiene observando todo. La primera parte de la ceremonia es una travesía que el difunto hace a través de su vida, la revive desde su nacimiento incluyendo todo lo que pasó, su niñez, sus trabajos, sus pecados, su matrimonio, etcétera. El mara'akame relata a los familiares todo lo que está sucediendo, así que ellos pueden recordar al ausente.

Después comienza el trayecto difícil. El alma llega a un camino que se bifurca; el lado derecho es para aquellos que se portaron bien durante su vida, el izquierdo, para los que hicieron muchas cosas malas.

Aquellos que toman el último camino son castigados y purificados de muchas maneras: sumergidos en aguas hirvientes o quemados en el fuego; ya sean hombres o mujeres tienen que cargar todos los genitales de las personas con las que cometieron adulterio; hay que cruzar entre montañas y rocas que chocan. Después de esto pueden regresar y pasar al camino del lado derecho.

Aquí comienzan las pruebas por las que tienen que pasar todos los individuos. El difunto se encuentra con un estanque que debe cruzar. Sin embargo, hay un perro que lo cuida, si el muerto fue malo el perro lo podrá atacar, (Es por eso que los huicholes llevan ya sea tortillas o un palo para golpearlo), el camino es agotador, debido a que la carga de los genitales es muy pesada.

Después de atravesar la primera prueba, el hombre se encontrara con todos los animales a los que les hizo daño, los cuales se vengaran mordiéndolo y pateándolo. Si comió carne de tlacuache (especie de zarigüeya), animal sagrado que robó el fuego y que por lo tanto debe ser respetado, caerá en una trampa y será aplastado por una roca.


Cuando termina de pasar todas las pruebas, el difunto llega a donde están otros muertos y antepasados suyos esperándolo con alegría. Alrededor de un árbol hacen una fiesta en la que todos bailan y toman mucho tejuino (manjar de los dioses huicholes). Cuando ya están todos borrachos, el mara'akame aprovecha para acercarse y atrapar al muerto, el cual esta tan divertido que no quiere regresar. De cualquier modo el mara'akame lo arrastra ayudado de un espíritu, y entre ambos lo llevan hasta su familia, que lo está esperando con comida, tabaco y todo lo que le gustaba al difunto. Los familiares lloran y lo saludan. Después de un tiempo, el muerto y la familia lloran y se despiden, porque ha llegado el tiempo de la última partida. De cualquier forma, los vivos no pierden contacto con el muerto, ya sea porque este vuelva después de cinco años convertido en cristal de roca; los familiares siempre podrán entrar al ririki para adorarlo y dirigirse a él.

Por otra parte se sabe que los Huicholes son una etnia, que gracias a sus costumbres ha logrado permanecer pura y unida hasta nuestros días desde tiempos de la conquista española. Ellos se encuentran en lo profundo de la sierra madre occidental en los estados de Jalisco y Nayarit.

jueves, 17 de marzo de 2016

Canto ceremonial

                                         https://www.youtube.com/watch?v=bmEguusTd9w

CON UN FESTEJO NOCTURNO Y AL RITMO DEL TAMBOR SAGRADO, AGRADECEN A SUS DIOSES LA PROTECCION Y GENEROSIDAD

Redactado por: Daniela Castro.


Todos los años, el final de la temporada de lluvias marca el momento para levantar la cosecha y es cuando los wixáritari o huicholes, uno de los grupos étnicos más importantes de Nayarit, agradecen a los dioses la protección y generosidad que les otorgan para sus cosechas. Esto lo hacen con una fiesta que se ha mantenido a lo largo de los siglos, y es una gran herencia de esta cultura: la Fiesta del Tambor. La fiesta del tambor, también conocida como la fiesta del elote o de los primeros frutos, es un ritual que comienza justo cuando entra la media noche. En ese momento, los huicholes o wixáritaris son convocados por el sonido del tepo que es el tambor sagrado y se congregan en el Centro Ceremonial de la colonia Zitacua, que se encuentra justo en uno de los cerros que rodean la ciudad de Tepic.

La Fiesta del Tambor es considerada uno de los rituales más importantes, pues lo más importante para ellos es agradecer a los dioses el regalo que les dio la madre tierra. El ritual es guiado por el mara'akame, quién es el sacerdote sagrado, curandero, cantador de la comunidad y el único autorizado para encabezar la ceremonia. Alentados por el canto del tambor, comienza el viaje, en ese momento los niños ayudados por sonajas representan el vuelo de las aves. 

Entre sus cantos, los mara'akames piden a todos sus kakauyares o dioses, que los ayuden para que no les falte alimento ni salud, tanto para niños como para adultos. Parte del ritual consiste en la preparación del tejuino o tecuani, que es la bebida sagrada. Desde casi una semana antes, las mujeres wixáritari cosen el maíz germinado que ya está seco y molido. Una vez cocido, se cuela y se pone a fermentar durante 12 horas mínimo para que finalmente quede lista este sagrado elixir. 

Ya entrada la media noche, se realizan cinco sesiones de rezos o cánticos que representan a cada uno de los lugares sagrados o puntos cardinales; las danzas y cantos continúan hasta entrado el día. El día siguiente es dedicado exclusivamente a los niños por lo que desde muy temprano instalan una ofrenda atando cinco elotes que representan al dios del maíz, de manera que el maíz tierno y la calabaza nueva se purifican como alimento sagrado; en la ofrenda también colocan un nierika con un cordón de bolitas de algodón el cual representa a cada niño que participa en esta fiesta. En la ofrenda también se instala una imagen de la Virgen de Guadalupe, con un “ojo del Dios”, flechas ceremoniales y el bastón de mando del gobernador tradicional. 

El “ojo del Dios huichol” es un rombo elaborado de caña adornadas con hebras de lana en colores y un diseño angular que simboliza el medio el ojo por el cual el dios Kauyumali “ve y comprende los misterios del mundo” y se emplean para asegurar a los niños y adultos de la etnia salud y larga vida.

En el transcurso del día acuden a la ofrenda hombres y mujeres a depositar elotes, fruta, comida, tamales, tortillas, velas y tejuino.

En este momento, los niños más pequeños son bautizados por el mara'akame quién les da un nombre en huichol o wixárika, mientras aquellos pequeños que ya cuentan con 5 años, se deberán convertir en águilas; en ese momento los padres agradecen a los dioses la salud de sus hijos. 

Mientras continúan los cantos del tambor y del mara'akame, uno de sus ayudantes marca con tizne la mejilla izquierda del rostro de cada niño, siempre haciéndolo con el dedo índice de la mano derecha. Según las creencias wixárikas, la marca permite que los dioses identifiquen a los niños que deben cuidar durante el viaje que el espíritu de estos pequeños realiza ese día hacia el wirikuta. 

Una vez que regresan al plano real, es decir, el viaje imaginario termina y entonces comparten la ofrenda entre grandes y chicos, brindando con tecuani, cantando y bailando toda noche.

A la mañana siguiente se realiza la fiesta del elote o “Tatei Neira”, en esta fiesta se realiza la bendición del elote y la calabaza consagrados que el mara'akame utiliza para bendecir uno por uno a todos los participantes y quitarles sus enfermedades, por último, el sacerdote agradece la conclusión de la fiesta.

Esta ceremonia no se sabe desde hace cuánto tiempo existe, sólo se sabe que busca agradecer a los dioses por los alimentos y festejar que los niños vivan más de cinco años, además de ser una forma de complementar el conocimiento de las raíces wixárikas o huicholas, pues esta fiesta los identifica como etnia, una etnia que se caracteriza por tener un profundo conocimiento de la naturaleza y un profundo contacto con su entorno, mismo que podemos apreciar en sus tradiciones, sus creencias, su vestir e incluso en su artesanía.

Historia y tradición de la cultura huichol.


Redactado por: Rodrigo Pozas García


Los wixarikas o wixaricas conocidos en español como huicholes son un grupo mayoritario en Nayarit, México. Habitan el oeste central del país, en la sierra madre occidental, principalmente en los estados de Nayarit, Jalisco y partes de Durango y zacatecas. Se autodenominan wixarika (la gente) en su lengua, que pertenece a la familia de las lenguas uto-aztecas y a la que llaman wixaritari waniuki (en español, Huichol o lengua huichola).


Los wixaricas hablan una lengua del grupo caracol que esta cercanamente emparentada con el grupo nahua (aztecoide). Además, han recibido influencias mesoamericanas, lo cual se refleja en el hecho de que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.

Su espiritualidad tradicional incluye la recolección y el consumo ritual del peyote, un cactus que posee efectos alucinógenos debido a sus alcaloides psicoactivos, entre ellos la mezcalina.

La actividad central en la religión tradicional de los wixaritari es la recolección y consumo ritual del peyote (un cactus alucinógeno) en el lugar que ellos llamaban wirikuta que se ubica en la región de real de catorce en el estado de San Luis Potosí. El peyote no crece en la región de los wixaritari pero es abundante en San Luis Potosí, territorio que fue dominio central de los guachichiles antes de la llegada de los españoles.

Documentos históricos indican que, para el siglo XVI, los huicholes ya habían llegado a la región del norte de Jalisco. En los relatos de Alonso Ponce que datan de 1587, se indica que en la provincia de Tapeque habitaba una etnia que solía unirse con los guachichiles para llevar a cabo incursiones en los asentamientos y caravanas españolas. Los españoles que exploraron la región que llego a ser Jerez, en Zacatecas, relatan que se encontraron con bandas de guachichiles en la región que habitan desalojo a los zacatecas que habían vivido ahí. A través de esta evidencia histórica es posible postular que los huicholes llegaron a la región de la barranca de Bolaños aproximadamente al mismo tiempo que los españoles. La llegada de los españoles a tierras de los guachichiles en Zacatecas y San Luis Potosí había traído epidemia entre las comunidades indígenas cuyos integrantes no tenían resistencia a las enfermedades de Europa. Además aquellos indígenas que no morían de las epidemias sufrían a causa de las encomiendas y concentraciones que llevaban a cabo los españoles para trabajar las minas recién descubiertas. Estas experiencias también quedan documentadas en la historia oral de los huicholes. 

La vestimenta tradicional cambia dependiendo de la religión y de tal manera se diferencia por su confección y originalidad. Todas estas vestimentas poseen un significado religioso de bastante importancia.

El tipo de vestimenta de la cultura huichol varea conforme al sexo en el caso de las mujeres portan una blusa corta de color rojo y un manto floreado para cubrir la cabeza así como también collares de chaquira. Y en el caso de los varones ellos portan pantalones de un material llamado manta de color blanco sus camisas llevan el mismo color blanco sus camisas llevan el mismo color y material. La comunidad huichol es muy rica en su vestimenta ya que usan sombreros de palma, bolsas de estambre elaboradas por ellos mismos y de tal forma las distingue de las demás culturas.

Cabe mencionar de tal manera también la vestimenta de los niños algunos de ellos visten de igual manera que sus padres dependiendo el sexo mientras que los de menor edad andan semidesnudos y calzan únicamente huaraches.

martes, 15 de marzo de 2016

Leyenda del Venado Azul



Los ancianos nos contaban que hace mucho, mucho tiempo, en la Sierra Huichol los abuelos se reunieron para discutir sobre su situación. La gente se encontraba enferma, no había ni agua ni comida, no llovía y la tierra estaba seca. Ellos decidieron entonces, enviar a cuatro jóvenes de cacería, con la tarea de encontrar alimentos y llevarlos a la comunidad para compartirlos, no importando lo poco o mucho que obtuvieran cazando. Cada uno de los jóvenes representaría un elemento: fuego, agua, aire y tierra.

La mañana siguiente, los jóvenes comenzaron la jornada, cada uno cargando su arco y flechas. Caminaron durante días hasta que, una tarde, saltó detrás de unos arbustos, un venado grande y gordo. Los jóvenes se encontraban exhaustos y hambrientos pero, cuando vieron al venado, se olvidaron de todo y comenzaron a correr tras de él, sin perderle de vista. El venado miró a los jóvenes y sintió compasión por ellos. Los dejó descansar una noche y, el siguiente día los incitó para que continuaran la persecución.

Pasaron muchas semanas antes de llegar a Wirikuta (en el desierto de San Luis, camino sagrado de los Huicholes). Cuando los, jóvenes se encontraban en el camino de la colina, cerca del cerro de las Narices, vieron al venado saltar en dirección al lugar donde habita el espíritu de la tierra. Juraban que habían visto al venado correr en esa dirección, y trataron de encontrarlo sin éxito. De repente uno de los jóvenes disparó una flecha que cayó dentro de la figura de un venado, formada por las plantas de peyote que había en la tierra que, con el sol, brillaban como lo hacen las esmeraldas, mirando hacia una sola dirección.

Los jóvenes se encontraban confundidos por lo que había pasado, pero decidieron cortar las plantas formado la figura del Marratutuyari (venado) para llevarlas al pueblo. Después de caminar durante varios días, llegaron a la montaña Huichola, donde todos les estaban esperando. Dirigiéndose inmediatamente a los ancianos, les contaron su experiencia. Los ancianos comenzaron a repartir el peyote entre la población y, después de un tiempo, y no sintieron más hambre o sed.

Desde entonces, los huicholes adoran al peyote que, al mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Así que, cada año desde entonces, continúan peregrinando, manteniendo la ruta viva desde la sierra Huichola hasta Wirikuta, para pedirle a Dios lluvia, comida y salud para su gente.